jueves, 24 de diciembre de 2009

¿Es tu ojo bueno o malo?

“No comas pan con el avaro, ni codicies sus manjares” (Proverbios 23:6).

Las diversas traducciones españolas de este texto nos brindan el equivalente de la expresión hebrea "el de ojo malo". De alguna manera en la cultura hebrea se describía al hombre generoso como alguien con un ojo bueno y misericordioso (Prov. 22:9) y al hombre avaro como alguien con un ojo malo (Deu. 15:9).

La persona dadivosa y desinteresada no sólo vela por sus propios asuntos, sino también por los de los demás (Fil. 2:19-21). El egoísta (como traduce la Biblia de las Américas) sólo tiene ojos para sí mismo.

Tal parece que necesitamos ir más a menudo al oculista de nuestras almas, para que nos conceda tener ojos cada vez más sanos, ojos buenos que piensan en los demás.

martes, 22 de diciembre de 2009

Devolviendo bien por mal

“Devolver mal por bien es actuar como un demonio.

Devolver mal por mal es actuar como una bestia.

Devolver bien por bien es actuar como los hombres.

Pero devolver bien por mal es actuar como Dios.”

—John Angell James

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sábado, 19 de diciembre de 2009

No es opcional

Por Salvador Gómez Dickson

“Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. 8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros” (1 Juan 2:7-8a).

Nuestra generación es alérgica a la palabra mandamiento. En un mundo que se opone tan tenazmente a los absolutos, la “apertura de mente” a los distintos estilos de vida y pensamiento son inevitables. Pero ésa no es la concepción de la vida que encontramos en las Escrituras. Dios no tiene tapujos para hablar de mandamientos, ordenanzas y estatutos, de obediencia, sumisión y servicio. En el campo de batalla de las ideas es muy fácil intentar socavar los principios esenciales de la relación que el hombre como criatura sostiene con su Creador. Pero tales intentos no expresan otra cosa que el deseo interno de los pecadores en constituirse en sus propios monarcas. Las ideas propuestas por los “inteligentes” nunca sustituirán las del Dios Sabio y Omnisciente, ni nunca pasarán a ser el criterio por el cual el Señor Soberano juzgará todas las cosas.

No obstante, la rebeldía al señorío divino no es sólo cosa de incrédulos. Los hijos de Dios somos especialmente exhortados a la obediencia (1 Pedro 1:14), porque nosotros también reaccionamos incorrecta y pecaminosamente a las órdenes que el cielo tan claramente nos ha comunicado.

La obediencia es sello que marca a los que verdaderamente han nacido de nuevo. No es opcional. Es muy fácil para nosotros concluir que somos obedientes. Naturalmente nos inclinamos a hacer la evaluación de nuestra condición espiritual tomando en cuenta únicamente aquellas áreas en las que no hay conflicto con ningún ídolo del corazón. Vemos muchas áreas “bajo control”. Pensamos en debilidades ya superadas, en hábitos piadosos que superan el promedio, y concluimos por ello que somos hijos obedientes. Pero, ¿qué piensas de esas otras áreas en las que no has decidido de corazón ponerte de acuerdo con Dios? ¿Qué de las prácticas por las que estás dispuesto a pelear con tal de que no las erradiquen de tu vida y por las que sabes que tu vida espiritual no está al nivel que debe encontrarse? ¿Has permitido la entrada del Soberano en todos los rincones de tu corazón?

El sincretismo religioso no es algo que está allá afuera. Es algo que llevamos muy adentro. ¡Oh que Dios nos ayude a ser iconoclastas espirituales, dispuestos a derribar TODOS los ídolos de nuestros corazones!

miércoles, 29 de julio de 2009

Logos Bible Software regalará Biblias

Logos Bible Software está celebrando el lanzamiento de su nuevo regalo de Biblias en línea. Son 72 Biblias ultra-premium a razón de 12 por mes durante seis meses. Esto estará siendo llevado a cabo en Bible.Logos.com y usted podrá entrar en el concurso ¡hasta cinco veces diferentes por mes! Después de entrar, asegúrese de chequear Logos y ver éste puede revolucionar su estudio de la Biblia.

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sábado, 13 de junio de 2009

El Chisme (segunda parte)

Por Ray Ortlund, Pastor en Immanuel Church, Nashville, Tennessee .

El chisme es nuestro fervor moral oscuro procurando gratificación. Nos hace sentir importantes y necesitados según damos a conocer nuestros juicios. Nos hace sentir incluidos entre aquellos que conocen lo de adentro. Nos hace sentir con el poder de empequeñecer el tamaño de otro, especialmente si es alguien de quien estamos celosos. Nos hace sentir justos, y hasta responsables, de pronunciar la culpabilidad de otra persona. El chisme puede hacernos sentir bien en una multitud de maneras. Pero es un sentimiento de la carne, no del Espíritu.

El adulterio también es un pecado serio, y uno por el cual muy probablemente ser disciplinado en una iglesia. Pero nunca he visto a una iglesia dividirse por el pecado de adulterio. El chisme es un pecado muy raramente disciplinado, pero a menudo es más destructivo socialmente que los pecadores sensacionales.

El chisme deja una amplia estela de devastación por dondequiera que pasa – sea expresado con los labios, por e-mail, blogging, YouTube. Erosiona la confianza y destruye la moral. Crea un ambiente social de sospecha en el que todos deben preguntarse qué se dice tras sus espaldas y si las apariencias de amistad son sinceras. Arruina reputaciones ganadas en base a trabajo y esfuerzo por medio de armas cobardes, pero efectivas, de tergiversación. Manipula a las personas forzándolas a tomar bandos cuando tales acciones no son necesarias ni beneficiosas. Desata los poderes de la transferencia psicológica, agrediendo al chismoso, al que recibe el chisme y a la persona en contra de quien se habla. Hace que el Cuerpo de Cristo luzca como el Cuerpo del Anticristo – nos convierte en gente que destruye, en vez de gente que sana. Agota las energías que se hubieran podido dedicar a dar un testimonio positivo. Roba al Señor la iglesia que Él se merece. Expone la hostilidad de nuestros corazones y desacredita el evangelio a los ojos del mundo. Entonces nos preguntamos porqué no vemos más conversiones, porqué “el terreno es tan duro.”

¿Qué debemos hacer cuando una conversación está cayendo en chisme? Inmediatamente debemos confrontar el pecado: “Oye amigo, lamento interrumpirte, pero esto es chisme. Este es el punto. Detengamos la conversación hasta que busques a _____________, entonces podrás comenzar de nuevo y decir lo que sientes debes decir justo delante de su cara. Estoy dispuesto a ser testigo de la conversación, pero no voy a participar en chismes. ¿Qué decides?” Amy Carmichael estableció la siguiente regla en su estación misionera: “Nunca acerca de… siempre a [la persona].”

“Hágase todo para edificación” (1 Corintios 14:26). Por tanto, preguntémonos siempre: “Estas palabras que están a punto de salir de mi boca o a través de mi teclado - ¿edifican? ¿Estoy siendo constructivo? Si la persona de la que hablo estuviera aquí en estos momentos, ¿cómo cambiaría su presencia lo que quiero decir?”

“No os dejéis engañar: … ni los difamadores… heredarán el reino de Dios.  Y esto erais algunos de vosotros; pero fuisteis lavados, pero fuisteis santificados, pero fuisteis justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:9-11).

miércoles, 20 de mayo de 2009

El Chisme (primera parte)

Por Ray Ortlund, Pastor en Immanuel Church, Nashville, Tennessee . http://christisdeeperstill.blogspot.com/2009/05/gossip.html

P:  ¿Cuáles son los deberes requeridos en el noveno mandamiento?

R: Los deberes requeridos en el noveno mandamiento son la preservación y promoción de la verdad y de la buena reputación de mi prójimo entre los hombres, . . . amar, desear y gozarnos en su buena reputación; . . .  una actitud dispuesta a recibir buenos reportes de otros y una indisposición a admitir un reporte negativo con respecto a ellos.

Así dice el Catecismo Mayor de Westminster. La Biblia misma es tan clara contra el chisme, probablemente porque estamos demasiado inclinados a éste:

“Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?  El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo, Ni admite reproche alguno contra su vecino” (Sal. 15:1-3).

“Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma:  …el que siembra discordia entre hermanos” (Prov. 6:16, 19).

“No andarás chismeando entre tu pueblo” (Lev. 19:16).

“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros” (Sant. 4:11).

“Trata tu causa con tu compañero, y no descubras el secreto a otro” (Prov. 25:9).

“Dios los entregó a una mente reprobada… murmuradores” (Rom. 1:28-30).

Hay muchos pasajes bíblicos que confrontan el chisme. La evidencia de Dios contra este pecado es abrumadora.

¿Qué es el chisme? No necesariamente es información falsa. La difamación es falsa. El chisme puede incluir información verdadera, y quizás sea por esto que el chisme no siempre se siente pecaminoso. Lo que le hace pecado, antes que ninguna otra razón, es que Dios dice que es pecado. Pero el chisme disemina lo que puede incluir información veraz con el fin de empequeñecer a la otra persona. No es esa la manera en que las personas se comportan cuando viven en el poder de la gracia de Dios.

[Continuará…]

lunes, 16 de marzo de 2009

El pájaro que está atado a una cuerda

Por Charles Spurgeon

"Un pájaro atado a una cuerda parece tener más libertad que un pájaro enjaulado; revolotea de arriba a abajo, y sin embargo, está amarrado."

Cuando un hombre piensa que ha escapado de la esclavitud al pecado en sentido general, y permanece no obstante bajo el poder de alguna pasión favorita, está terriblemente equivocado en su juicio con respecto a la libertad espiritual. Puede enorgullecerse de estar fuera de la jaula, pero la cuerda está en su pie. Aquel a quien le han quitado todos sus grilletes con excepción de una cadena, todavía es prisionero. “Que no se enseñoree ninguna iniquidad de mí” es una oración buena y sabia, porque un pecado consentido matará el alma tan ciertamente como una dosis de veneno mata el cuerpo. No se necesita que un viajero sea mordido por una veintena de víboras mortales, el diente de una cobra es suficiente para asegurar su destrucción. Un pecado, como el fósforo, puede encender los fuegos del infierno dentro del alma.

Todo aquel que sea esclavo de la bebida, de la codicia o de las pasiones debe aplicar esta verdad a su alma. ¿Cómo puedes ser libre si una de estas cadenas todavía te tiene amarrado? Nos encontramos con gente que profesa fe que son altivos y menosprecian a otros. ¿Cómo pueden ser los hombres libres del Señor cuando el orgullo les tiene rodeados? Debemos con toda intención quebrantar las ataduras del pecado y perfeccionar la santidad en el temor del Señor, o no podremos albergar la esperanza de haber sido libertados por el Hijo. Oh, tú que eres el Espíritu de libertad, te suplico que quebrantes toda atadura al pecado.

miércoles, 4 de marzo de 2009

El Matrimonio y los Hijos

“...Esta fertilidad es uno de los propósitos primarios del matrimonio. Desafortunadamente, al sucumbir ante el atractivo del materialismo, la comodidad y la gratificación instantánea, hemos venido a ver a los niños más como una peste que como una bendición. Como resultado, la tasa de natalidad ha caído más bajo y por más tiempo que en cualquier otro momento de la historia humana (con la excepción de las guerras y hambrunas mundiales). Es raro el joven o la joven que ruega a Dios por una prole de hijos piadosos.”

—Voddie Baucham

[What He Must Be, p.40; Crossway Books, 2009]

lunes, 2 de marzo de 2009

Venciendo Oposición y Obstáculos

“Pues contigo aplastaré ejércitos, y con mi Dios escalaré murallas” (Salmo 18:29).

Los ejércitos representan la oposición de enemigos. La vida estará llena de actividades contrarias, de la oposición activa de otros contra el bien de nuestras almas. Si luchamos amparados en nuestras fuerzas, y si lo hacemos descansando en nuestra propia prudencia, la derrota es segura. Pero el salmista está muy consciente de que Dios hace la diferencia. “Contigo aplastaré ejércitos.”

Las murallas representan los obstáculos con que nos encontramos en nuestra peregrinar por este mundo. Pueden parecernos insalvables. Su altura es imponente. “Hasta aquí llegué”, puede ser la expresión de rendición que externemos. El salmista está consciente de que sin Dios no es posible escalarlas, pero con Él haremos proezas (Sal. 60:12).

El Señor no nos promete una vida sin oposición ni obstáculos. Lo que nos ha prometido es estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt. 28:20).

martes, 17 de febrero de 2009

Traicionando a Cristo — 9

Por Maurice Roberts

[The Banner of Truth Magazine, Dic 1993]

Pero es cuestionable si aun éste es el clímax de la madurez plena del pecado. La Biblia revela una figura oscura y misteriosa que se dice emergerá en la misma iglesia de Cristo y que imitará al Dios eterno mismo. Este “hombre de pecado” (2 Tes. 2) y el “misterio” de Babilonia (Apoc. 17:5) se refieren claramente a un mismo fenómeno de maldad espiritual y eclesiástica muy sofisticada. Esta persona es la expresión más alta posible de iniquidad. Es la encarnación misma de la pecaminosidad porque se proclama a sí msimo como dios en la tierra, se presenta como alguien sin rival en el ejercicio del poder espiritual y temporal, y clama tener derechos exclusivos para disponer del destino de toda la humanidad—sí, aun de la iglesia misma. No sólo abre y cierra los medios de la gracia, sino que también lo hace con el palacio del cielo y los calabozos del infierno. Cambias las leyes a su antojo. Perdona los pecados según su voluntad. Alza su mano para dictar a toda la humanidad—no sólo a la ciudad sino a todo el mundo: URBS ET ORBS.

Dios tiene el derecho a permitir que el pecado se exhiba a sí mismo de esta manera en el curso de la historia humana. Le traerá gloria a Él grandemente cuando al final lo derrote en el último Gran Día. Cuando los creyentes humildes vean la piedra de molino hundirse bajo las olas insonsables de perdición, glorificarán a Cristo con sus Aleluyas. Dios será visto por todos como el gran y fácil Conquistador del pecado.

¿Pero quién será capaz de resistir en aquel día? ¿Y quién entre nosotros será contado digno de entrar en el reposo de Dios? Estamos persuadidos que ninguno excepto aquellos que han sido enseñados aquí abajo a VELAR Y ORAR.

sábado, 14 de febrero de 2009

Traicionando a Cristo con un Beso — 8

Por Maurice Roberts

[The Banner of Truth Magazine, Dic 1993]

El vicio, en su punto cúlmine, es vicio en la iglesia. El vicio en su madurez es vicio eclesiástico. El pecado, en última instancia, siempre aparece en los esferas supremas de la religión y de la espiritualidad. Allí triunfa (o piensa que triunfa) usando la vestimenta de la santidad misma y llevando la insignia de la piedad.

La Escritura nos muestra que el pecado siempre ha buscado tener su hogar tan cerca de la casa de Dios como sea posible. Las referencias en el Antiguo Testamento al becerro de oro, a los lugares altos y a los frecuentes sacerdotes corruptos de Israel son un recordatorio de este hecho. Así son los fariseos con sus distinciones jesuitas y sus regulaciones minuciosas, todos desprovistos de fe y amor a Dios. Pero el pecado buscó un lugar todavía más cercano a Cristo. Buscó y encontró un apóstol que sería su siervo. Judas Iscariote nunca pecó menos elegantemente que cuando traicionó al Salvador de la humanidad por una miseria y cuando barnizó su motivación con un beso. Ahí está el pecado llegando a su más alta perfección: ¡para asestar un golpe a Cristo por medio de un amigo familiar y bajo un gesto de amor! ¡Oh el golpe maestro de la villanía, más perfecto que todas las tragedias de un genio como Shakespeare! ¿Quién sino el archienemigo de toda justicia pudo haber llevado a cabo un pecado tan bien elaborado como este: intentar matar al Hijo encarnado de Dios a través de labios fruncidos con pródigo afecto?

CONT.

martes, 27 de enero de 2009

Traicionando a Cristo con un Beso — 7

Por Maurice Roberts

[The Banner of Truth Magazine, Dic 1993]

El pecado convirtió a Satanás de serafín en diablo. El pecado vació el cielo de una hueste de los ángeles. Redujo  el paraíso a un mero campo de espinos. Convirtió al primer hijo en un asesino que mató a su propio hermano y habló insolentemente contra Dios mismo. Convirtió el mundo antiguo antes de la caída en un foso de vicio y violencia. Borró a todos excepto a ocho personas en el arca y atrajo fuego del cielo sobre los hombres de Sodoma. Ha desolado a todas las civilizaciones que el hombre ha formado, esparció a los judíos a través del mundo durante dos mil años y roe todas las instituciones vitales de nuestro mundo moderno. ¿Se atrevería un hombre en su sano juicio tener un punto de vista ligero y cómodo de su propio corazón pecaminoso? Puede que quizás lo haga, pero un cristiano no puede.

No obstante, nos hemos confinado ahora a mencionar los pecados seculares. También debemos hacer mención del refinamiento del mal que se lleva a cabo bajo la pretensión del amor a Cristo. El pecado no se satisface con el poder secular, sino que aspira más aún a sentarse donde sólo Dios debe estar sentado. Los pecados seculares pueden considerarse como pecados juveniles. Son detestables, pero no llenan la medida de la madurez plena que caracteriza a las maldades espirituales.

CONT.

lunes, 26 de enero de 2009

Cayendo en el mismo hoyo que cavamos

“Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; en la red que escondieron fue tomado su pie.  Jehová se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó; en la obra de sus manos fue enlazado el malo” (Salmo 9:15-16).

El mundo está gritando a viva voz que quitemos los cimientos morales, que derribemos todo freno a la libertad humana, que permitamos que cada quien dé expresión a sus más íntimas pasiones.

Es malo el perjurio, pero decir mentiras “blancas” y ser hipócritas ante los demás es la norma que justificamos a toda costa. El sida es una calamidad, pero no el estilo de vida que lo disemina. No queremos que los rebeldes de la sociedad nos afecten, pero estamos criando los rebeldes de mañana en nuestros propios hogares. Los hombres hacen a sus esposas lo que jamás querrán que sus yernos hagan a sus hijas.

A lo malo se llama bueno y a lo bueno malo. Es malo cuando otros lo hacen; es justificable cuando ellos mismos complacen sus pasiones. Estamos cavando nuestro propio hoyo; estamos cayendo en nuestra propia red.

Pedir a Dios que nos deje tranquilos en nuestros pecados no es el camino a la felicidad. Al final de esa senda sólo hay miseria y calamidad.

¿Quién está dispuesto a cuestionar sus caminos y a corregir lo torcido? Vuélvase el hombre a Dios, quien está dispuesto a perdonar.

lunes, 19 de enero de 2009

Traicionando a Cristo con un Beso — 6

Por Maurice Roberts

[The Banner of Truth Magazine, Dic 1993]

Es esta concupiscencia o inclinación a hacer el mal lo que preocupa al creyente piadoso. Éste deplora los primeros movimientos de corrupción que hay dentro de sí; el destello de la ira, el aliento de la hipocresía, el pensamiento errabundo, la imaginación pasajera, el deseo espontáneo. No le bastará que se diga que todas esas sugerencias son neutrales por el hecho de no terminan en palabras o en hechos. La Biblia habla de cosas tales como los pensamientos pecaminosos (Prov. 30:32; Gén. 6:5).

Una vez más, no podemos pretender que todos estos males ocultos estén libres de culpa por el  hecho de venir del diablo. Mientras los resistamos completamente, somos libres de culpa. Pero la experiencia dolorosa y honesta nos recuerda que hemos permitido con demasiada frecuencia que los cuervos hagan nido sobre nuestras cabezas, cuando antes los espantábamos. Este pensamiento debería hacernos recordar que nuestra depravación todavía está ahí. Aunque no la noten algunos cristianos extrovertidos, siempre se encuentra bajo el ojo de nuestro Hacedor. Lo que entristece al creyente serio es que en él haya el más mínimo grano de lo que sabe desagrada a Dios.

No existe pretensión más peligrosa que la que sugiere que los pecados ocultos pueden ser vistos con complacencia por el hecho de estar ocultos. Toda la Biblia se levanta para refutar la idea de que podemos relajarnos un rato en nuestra vigilancia del corazón malvado que hay dentro de nosotros. Olvidar lo que el pecado ha hecho en este mundo es venir a ser criminalmente ciegos.

CONT.

miércoles, 14 de enero de 2009

Traicionando a Cristo con un Beso — 5

Por Maurice Roberts

[The Banner of Truth Magazine, Dic 1993]

Ha habido cristianos que han desestimado esta descripción del pecado remanente en el creyente. Sienten que no hace justicia a la “victoria” y al “poder para vencer” que se supone el pueblo de Dios tiene. Hasta cierto punto ellos tienen la verdad de su lado. Es posible y alcanzable para el creyente cristiano vencer el pecado en su vida externa. No nos cabe en nuestras mentes que un hijo de Dios se permita pecados externos como la borrachera o la inmoralidad, el hablar corrompido o la idolatría flagrante.

La crítica que hacemos a esas teorías de la santificación que esperan que nos deshagamos de todo pecado remanente es que no toman en cuenta la pecaminosidad de los pecados que no se ven. El cristiano consciente difícilmente caiga presa de la pasión en sus formas corporales de expresión. No esperamos que se revuelque en la carnalidad ni que la vea en la pantalla. Pero el problema de sus tendencias depravadas todavía permanece. El pensamiento lujurioso no es tan pecaminoso como el acto lujurioso. Pero con todo sigue siendo pecado. Y el corazón de un hijo de Dios siente que es así y debería sentir que es así.

CONT.

martes, 13 de enero de 2009

Traicionando a Cristo con un Beso — 4

Por Maurice Roberts

[The Banner of Truth Magazine, Dic 1993]

No obstante, aquellos que leen su Biblia cuidadosamente han podido ver que el pecado es un monstruo que está  las puertas del alma humana, procurando continuamente penetrar, que sólo puede ser dominado por aquellos que tienen la gracia (Gén. 4:7). Por tanto, para el cristiano bien instruido, el pecado se muestra con su verdadera naturaleza como “sobremanera pecaminoso” (Rom. 7:13). No ven el pecado únicamente en las vidas de los personajes de la Escritura sino en todos los que viven alrededor de ellos—y principalmente en ellos mismos. Por larga y dolorosa experiencia han llegado a ver que es tan difícil sacudirnos del pecado como lo sería sacudirnos de nuestra sombra. Se levanta con nosotros cada mañana y nos acompaña durante todas las actividades del día, sean seculares o sagradas. Tiene toda una colección de habitaciones bien amuebladas en cada departamento de nuestra vida y cruza rápidamente por cada miembro del cuerpo y por cada facultad de la mente y del alma. No conoce día de reposo y nunca toma vacaciones de verano.

CONT.

lunes, 12 de enero de 2009

Juan Calvino sobre 1 Tes. 5:19-20

“De esta manera abrió Cristo el entendimiento de los discípulos (Luc. 24:27), no para que menospreciando las Escrituras fuesen sabios por sí mismos, sino para que entendiesen las Escrituras. Así mismo san Pablo, cuando exhorta a los tesalonicenses (1 Tes. 5:19-20) a que no apaguen el Espíritu, no los lleva por los aires con vanas especulaciones ajenas a la Palabra de Dios, sino que luego añade que no deben menospreciar las profecías; con lo cual quiere sin duda decir, que la luz del Espíritu se apaga cuando las profecías son menospreciadas.

“¿Qué dirán a esto esos orgullosos y fantaseadores que piensan que la más excelente iluminación es desechar y no  hacer caso de la Palabra de Dios, y, en su lugar, poner por obra con toda seguridad y atrevimiento cuanto han soñado y les ha venido a la fantasía mientras dormían? ... La Palabra es el instrumento con el cual el Señor dispensa a sus fieles la iluminación de su Espíritu. Porque no conocen otro Espíritu que el que habitó en los apóstoles y habló por boca de ellos, por cuya inspiración son atraidos de continua a oír su Palabra.”

[Instituciones, I.9.4]

miércoles, 7 de enero de 2009

Traicionando a Cristo con un Beso — 3

Por Maurice Roberts

[The Banner of Truth Magazine, Dic 1993]

Resulta chocante a aquellos que no estudian la Biblia darse cuenta de cuán seria es la postura que asumen hacia el pecado los predicadores cristianos. Los que apenas comienzan a leer la Escritura y a escuchar sermones evangélicos a menudo se sorprenden al oír que Dios considera que todo pecado es merecedor de su ira y maldición, que Dios castigará con tormentos eternos a quienes cometen pecado de manera impenitente, y que sin el evangelio de Cristo todo pecado es absolutamente imperdonable.

Entre aquellos que profesan fe en el Señor Jesucristo existe una amplia variedad de puntos de vista sobre el tema del pecado y su pecaminosidad. Quizás se podría afirmar que éste es el punto de divergencia entre el viejo y el nuevo evangelicalismo. Hoy día no está de moda tratar el pecado con mucha seriedad. Las razones de esto son muy claras. Muchos cristianos modernos están atrapados por otros intereses, más que por las demandas de la ley y el carácter de Dios. Se tiene interés en el hablar en lenguas, profetizar o la sanidad física. En muchos casos, entonces, los cristianos han asumido una actitud cómoda hacia el pecado. Se le ha dado cabida de varias formas y por tanto se debe condenar con el lenguaje duro y fuerte de antaño.

CONTINUARÁ...

martes, 6 de enero de 2009

Traicionando a Cristo con un Beso — 2

Por Maurice Roberts

[The Banner of Truth Magazine, Dic 1993]

El estudiante serio de la Palabra de Dios a menudo se habrá sorprendido e impactado por la manera en que el pecado exhibe su naturaleza provocadora. Debemos recordar que el pecado no vino a la existencia en el infierno, sino que comenzó su carrera en el cielo, entre los ángeles de Dios, a la vista del Trono eterno y mientras se ofrecían incesantemente alabanzas y acciones de gracias a la sagrada Trinidad. Ningún hombre ha logrado entender jamás cómo se incubó y fue colocado este huevo de cucú en el nido del cielo. Pero sabemos que fue así.

El pecado es aquello que nunca debió haber venido a la existencia. Es la criatura, de entre todas las criaturas, que no tiene a Dios como su Padre. El pecado es criatura de la criatura. Quizás no sea tanto una cosa, sino la ausencia de una cosa. Es la contradicción de la santidad de Dios. Se mofó de su soberanía tan pronto vino a la existencia.

Desde los primeros momentos de su entrada en la creación, el pecado ha amenazado a Dios y no ha cesado desde ese día de retar sus declaraciones y cada uno de sus atributos. Si el pecado pudiera destronar a Dios, lo habría hecho. Le encantaría matarlo y usurpar su lugar como Gobernador y Monarca de toda existencia. Toda la historia no es más que una repetición larga y tediosa del primer intento fútil de desafiar y destronar al Dios vivo. Toda idolatría es un intento evidente de hacer lo mismo. Toda religión corrompida es un intento patente de hacer lo mismo. Toda conducta rebelde y toda actividad impía es una manifestación de la malignidad interna del pecado hacia el ser glorioso de Dios.

CONT.

domingo, 4 de enero de 2009

Traicionando a Cristo con un Beso — 1

Por Maurice Roberts

[The Banner of Truth Magazine, Dic 1993]

Existe una audacia en el pecado que nos deja sin aliento. Es parte intrínseca de la naturaleza del pecado y uno de sus rasgos más centrales y esenciales. El pecado va tan lejos como su atrevimiento. Tiene frente de descaro y no conoce la vergüenza. No pestañea. El pecado es inmodesto, insensible y rudo. Se apresura a entrar donde los ángeles temen pisar. No tiene sentimientos refinados sino que pisotea las sensibilidades de los demás y es intolerante de las opiniones de otros. Es codicioso y llamativo. Peor aún, el pecado es un maestro de la hipocresía. No ama otra cosa que causar el mayor mal bajo la pretensión de hacer bien. En resumen, el pecado nunca está más feliz que cuando concibe y engendra su iniquidad al mismo tiempo que viste un manto de amor y piedad.

CONT.