martes, 26 de febrero de 2013

Una solicitud

Queridos amigos:

Como algunos de ustedes saben, soy un asociado de Amazon.

Si no piensas realizar ninguna compra a través de Amazon, entonces puedes desechar este mensaje. Pero si en cambio eres un usuario frecuente o intermitente de Amazon, entonces quisiera hacerte una solicitud. Comprar a través de mi enlace no implica ningún costo adicional ni compromete en absolutamente nada tu seguridad. Es sólo una manera de que una pequeña parte de la transacción sea compartida con los afiliados.

Es muy fácil. Sólo tienes que entrar a mi página.

http://amazon.palabrafiel.net/

En ella encontrarás un recuadro de búsqueda en el que podrás colocar el nombre del producto que deseas o una palabra que te ayude a encontrarlo. Al seleccionar haciendo clic inmediatamente te llevará a la página de Amazon y seguirás haciendo la compra normalmente. ¡Eso es todo!

Lo que yo mismo hago a veces es abrir amazon.com y ubicar el producto. Luego copio el nombre del mismo exactamente como aparece en la pantalla, para luego abrir amazon.palabrafiel.net y pegar ese nombre y hacer la búsqueda.

En ocasiones también hago promociones de libros en Facebook o en mi blog (http://elsonidodelaverdad.blogspot.com/). Haciendo clic en ellas también está comprando con nuestro enlace.

En el caso de la compra de libros, le exhorto a usar el sitio de Palabra Fiel dentro de Amazon: http://astore.amazon.com/palafiel-20, donde podrá ver una gran gama de libros en español. Es una página creada con el apoyo de Amazon.

Mi punto es el siguiente. Por favor considera dejar caer unas "migajas" de tu compra, y no le des todo a Amazon. Puedes leer algo que escribí sobre esto en mi blog aquí: elsonidodelaverdad.blogspot.com/2012/12/dos-mil-dolares-por-el-drenaje.html).

Gracias por considerar esta solicitud.

Salvador Gómez

jueves, 21 de febrero de 2013

¿Voluntarios o responsables?

Por Curtis C. Thomas*
“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén” (1 Pedro 4:10-11). 
Como la mayoría de las iglesias, la nuestra tiene un equipo grande de voluntarios. Tenemos miembros que se han ofrecido como voluntarios para trabajar en el cuido de niños, para limpiar nuestro edificio, para mantener el césped en condiciones, para operar el equipo de sonido, para hacer grabaciones, para responder llamadas telefónicas, para enseñar clases, para servir como diáconos, ancianos y administradores, para mencionar sólo unos cuantos. Sin estos “voluntarios” nuestra iglesia no pudiera llevar a cabo su ministerio.

Sin embargo, cuando vamos a la Palabra de Dios, ésta nunca habla de voluntarios. Habla de aquellos que sirven libremente y que reconocen que tienen una gozosa obligación de servir a los demás de cualquier manera en que estén capacitados (o dotados) para hacerlo.  Los cuatro pasajes básicos del Nuevo Testamento que tratan con el uso que los cristianos hacen de sus dones son Romanos 12, 1 Corintios 12, Efesios 4 y 1 Pedro 4. Aprendemos en estos pasajes que Cristo ha distribuido soberanamente sus dones a su iglesia a través de sus diferentes miembros y que ellos son responsables de usar estos dones (intereses, talentos, entrenamiento, recursos, oportunidades) para servir fielmente a otros.

En ningún lugar la Escritura nos da siquiera una piasta de que el pueblo de Dios debe ser voluntario. En lugar de ello las Escrituras indican que el uso de nuestros dones debe ser considerado una responsabilidad gozosa. Es por esta razón que no me gusta el término voluntario cuando pensamos sobre el pueblo de Dios sirviendo al cuerpo de Cristo. El término voluntario puede dar la idea al creyente de que tiene la opción de estar dispuesto o no a servir en cierta capacidad y que si escoge servir en ello, está yendo más allá de su responsabilidad real (está siendo un “voluntario”)—y por tanto ha hecho algo meritorio.

En lugar de ello, la Palabra de Dios me dice claramente que si he sido capacitado en cierta área, no tengo otra alternativa que usar ese don, sirviendo con la fuerza que Dios me da, para el bien de otros. Tal servicio debe llevarse a cabo con gozo, agradeciendo a Dios por haberme dado la oportunidad de servir a su cuerpo.

Nuestra responsabilidad es aprender cuáles son nuestros dones y usarlos al máximo. Nuestros dones no tienen que ser perfectos para servir. Ese es el error o la excusa utilizada por muchos que les impide servir. Las oportunidades y las necesidades nos ayudarán a determinar cuándo poner en uso nuestros dones. Nuestras habilidades para servir en determinada área ciertamente aumentará con la experiencia según ejercitemos nuestros dones. Si esperamos hasta que pensemos que estamos calificados, puede que nunca utilicemos aquello que Dios nos dio.

Obviamente, hay creyentes que están tratando de servir en áreas para las que no han sido capacitados, entrenados o calificados. En eso es que necesitamos el consejo honesto del liderazgo y membresía de la iglesia. Si yo no tengo el don de enseñanza, sería incorrecto que insista en servir en esa capacidad. Si mi voz y manerismos son inadecuados para ser recepcionista de la iglesia, debería entonces buscar otras áreas en las que se necesite ayuda. Afortunadamente, Dios no nos ha capacitado a todos de la misma manera. Sin embargo, todos tenemos la responsabilidad dada por Él de servir en las áreas para las que hemos sido más capacitados, no como voluntarios, sino como sus hijos, aceptando con gozo la responsabilidad de servir a nuestros hermanos y hermanas en Cristo.

*Este material fue tomado del libro “Life in the Body of Christ” del autor Curtis C. Thomas, y ha sido traducido y reproducido aquí con permiso de la casa publicadora. ©Salvador Gómez Dickson, por la traducción al español.

martes, 19 de febrero de 2013

Tres libros a buen precio en Amazon

Una campaña millonaria

Cuando observo la campaña multimillonaria que está llevando a cabo “PRO-FAMILIA” se levantan en mi mente varias interrogantes. ¿Por qué ese afán de invertir tanto dinero en “educar” a cierto sector de la población con respecto a sus “derechos” sexuales? ¿Es realmente un deseo altruista o hay algo más detrás? Parte de sus recursos provienen de instituciones extranjeras. ¿Es ése el mejor uso para esos recursos? ¿No habrá detrás de todo intereses de otra índole, como preparar el terreno para librar la batalla con respecto al aborto en nuestras altas instancias?
Creo que algunos participantes pueden tener un sincero deseo de educar al respecto, aunque el contenido de esa educación sea cuestionable desde el punto de vista cristiano. ¿No podría una cantidad tan grande de dinero destinarse mejor para otros fines y necesidades que demandan atención a viva voz, como es el caso de la violencia en la que vivimos? ¿Qué tal alfabetizar y realmente educar tanto aquí como en Haití?
Hay quienes sospechan que detrás de una campaña tan agresiva existen intereses comerciales, especialmente del mundo de las farmacéuticas. Sea como sea, no estoy seguro de las intenciones altruistas detrás de esta asfixiante campaña. Como dije al principio, tengo muchas interrogantes al respecto. ¿Qué habrá detrás de todo esto?

sábado, 16 de febrero de 2013

“La liberalidad consiste menos en dar mucho que en dar oportunamente” (La Bruyere).

El contenido más importante en la teología

“Los lectores regulares de mis obras conocen que soy crítico del método típico de los teólogos modernos (incluyendo teólogos evangélicos), que incluyen en sus escritos mucha interacción con otros teólogos y muy poca interacción con la Escritura misma. Esta es una herencia del modelo académico de teología, el cual he criticado en otros lugares. La interacción con la literatura teológica es útil de varias maneras. Pero es más importante por mucho lo que la Escritura misma tiene que decirnos.”

—John Frame
The Doctrine of the Word of God, p. xxviii.

martes, 12 de febrero de 2013

Acerca del aborto


El debate acerca del aborto es fácilmente radicalizado y planteado con ejemplos extremos que no son el promedio de las estadísticas. La vida humana es sagrada, tanto la de una madre en riesgo como la del bebé que está en su vientre. No convirtamos en fácil una decisión de tanto peso. Las decisiones éticas a menudo son difíciles de evaluar. La solución no es oponerse a absolutamente todos los abortos. Se presentan casos en que la vida de la madre debe ser preservada y donde será imposible salvar igualmente la de su criatura.
Pero la solución tampoco es abrir las compuertas de los abortos "por cualquier causa". Son aguas muy destructoras. Se pierden más vidas por los abortos provocados que las que buscan proteger los que abogan a favor de la libertad de elección.
Lo que divide a los pro-choice de los pro-life no es inteligencia vs. falta de inteligencia. Creo que hay gente muy inteligente a ambos lados del espectro. Tampoco es cierto que un grupo está a favor de la educación y otro está en contra. Ambos estamos a favor de la educación. Lo que nos divide, en parte, es nuestra convicción con respecto a cuándo se inicia la vida. Lo que nos divide, a muchos, es que unos piensan que son autónomos y otros creemos que al final daremos cuenta a Dios por nuestras decisiones. Tomar la vida de otra persona, aunque todavía no pueda hablar para defenderse a sí misma, es algo demasiado serio.

Libros de ayuda pastoral