lunes, 27 de enero de 2014

Los dragones que hay debajo de nuestras camas

Por Matthew Westerholm*

La manera en que abordamos una situación revela lo que esperamos encontrar.
Imagina que son las 2 am y estoy dormido. Mi esposa me toca el hombro y me dice: “Escuché algo. Creo que hay un intruso en la planta baja.” Mi mente comienza inmediatamente a funcionar a toda capacidad. Alcanzo un palo de golf 7 que tengo debajo de la cama—para proteger a mi familia—y lentamente me dirijo hacia la cocina, donde mi mujer escuchó el sonido. Aunque vivo en una casa que tiene cien años, sé exactamente cómo bajar las escaleras sin hacer un crujido. Mi corazón late agitadamente en medio de la noche serena. Mis ojos escudriñan en el ambiente en la oscuridad: las puertas, el espejo del pasillo, las ventanas del primer piso por las cuales una persona se puede meter.
Mientras tanto, mi esposa está arriba con su teléfono. Ya ha marcado “9” y “1”, y su dedo está esperando presionar el segundo “1”. Ella espera escucharme gritar, o que alguien más grite después que yo exclame “¡Cuidado!”
¿Ves? Mi manera de abordar este situación revela lo que esperaba encontrar.

El dragón en esta ocasión
Pero ahora imagina que son las 2 am y mi hijo de tres años me toca el hombro y dice: “Papi, hay un dragón debajo de mi cama.” Le sonrío medio somnoliento. “Bien, amigo, encarguémonos de ese dragón.” Lentamente me quito las sábanas y coloco mis pies sobre el piso de mi habitación. Agarro su mano y me dirijo pesadamente hacia su dormitorio. Pero no piensen que por el hecho de estar caminando estoy despierto en realidad; todavía estoy en la etapa dos de M.O.R. —más o menos inconsciente. Llego a la habitación de mi hijo y me arrodillo, pegando mi cabeza al piso para mirar debajo de la cama por puro deber. “No, no hay dragones aquí abajo,” le digo. “Vuélvete a dormir, muchachito. Nos vemos en la mañana.”
Sabemos que el asunto habría sido muy diferente si creyera que los dragones son reales. El punto es el mismo: La manera en que abordé la situación revela lo que esperaba encontrar.

La pregunta que tenemos por delante
He aquí la pregunta que tenemos para este fin de semana: ¿Cómo te acercarás a Dios en la adoración pública? ¿Esperamos un intruso, o simplemente un “dragón” debajo de nuestras camas? ¿Es Él una persona real con la que nos encontraremos? ¿o le mantendremos como alguien imaginario?
Muchos de nosotros abrimos nuestras Biblias clamando una disposición a “escuchar a Dios,” pero la manera en que nos acercamos a la Palabra luce diferente. Quizás lo único que queremos es marcar la casilla de que hemos leído, impresionar a nuestros amigos o calmar al líder de nuestro grupo pequeño.
Muchos de nosotros afirmamos que la oración es nuestra oportunidad de “hablar con Dios,” pero la forma en que oramos realmente dice otra cosa. Quizás sólo verbalizamos rápidamente unos cuantos clichés malgastados... otra vez.
Muchos de nosotros afirmamos ir a la reunión pública de la iglesia para “encontrarnos con Dios,” pero la manera en que nos acercamos a la reunión lo hace lucir diferente. Nos movemos torpemente medio dormidos, como si estuviéramos persiguiendo dragones debajo de nuestras camas.

Real y cercano
Pero Dios no es un personaje de ficción de nuestra imaginación. Él es el León de Judá (Apoc. 5:5). Es fuego consumidor (Hebreos 12:29). David dice de Él: “Tú oyes la oración” (Sal. 65:2). Y proclama: “Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, para que habite en tus atrios” (Sal. 65:4).
Al reunirnos con el fin de adorar, Dios nos acercará a Él—y cercano estará a nosotros.
La manera en que nos acercamos a Él revela lo que pensamos encontrar.

*Este artículo apareció originalmente en inglés en la página de Desiring God.
http://www.desiringgod.org/blog/posts/those-dragons-underneath-our-beds
Traducción al español por Salvador Gómez Dickson.

Muchos buenos libros en especial esta semana