jueves, 28 de mayo de 2015

Mil Citas Edificantes


He aquí una página de ejemplo de lo que encontrará en el libro MIL CITAS EDIFICANTES. Puede adquirirlo haciendo clic en la imagen que está a la derecha o visitando www.palabrafiel.net.


miércoles, 6 de mayo de 2015

¿Más sabios que Dios? – Un atentado contra la paternidad

Ahora están proponiendo la prohibición de las pelas o disciplina corporal a los hijos. ¿A dónde se habrá ido el discernimiento? ¿No se dan cuenta que no se puede meter todo en un mismo macuto? La violencia siempre es condenable. Pero, ¿quién ha dicho que la violencia y una disciplina corporal ejercida en el marco del dominio propio sean lo mismo? ¿Ahora pretenden ser más sabios que Dios?

Si como están las cosas los hijos están creciendo acostumbrados a la anarquía y al irrespeto, ahora es que la sociedad se irá por un derrotero irreversible. Lo que sucede es que ya nadie se quiere tomar la molestia de instruir y corregir como realmente se necesita, pues implica dejar nuestra comodidad y sacar el tiempo para enseñar, estimular, conversar y, sí, corregir a los muchachos.

Una prohibición como ésta lo único que logrará será quitar a los padres una de las herramientas principales que poseen para gobernar bien a sus hijos (1 Timoteo 3:4-5). Ahora queremos imitar todo lo incoherente e inmoral de las naciones desarrolladas. ¿No es obvia la degeneración moral en la que se encuentran esas naciones? Con razón dijo el Duque de Windsor: “Lo que más me impresiona de América es la manera en que los padres obedecen a sus hijos”.

La visión de Dios es muy diferente: “Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor” (Colosenses 3:20). Es evidente que en su orgullo y soberbia, los hombres están confiando más en el juicio de sus semejantes que en el juicio de Dios. Cuando eso ocurre, nuestra única esperanza es si decidimos de corazón volvernos a Dios. La autodestrucción de muchas naciones “avanzadas” ya comenzó hace mucho. Nosotros todavía estamos a tiempo para mantener las normas más elementales para la subsistencia de nuestra sociedad.

¡Abajo la violencia y el abuso! ¡Arriba la autoridad paternal y el amor que se manifiesta en la corrección de los hijos! “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige” (Proverbios 13:24). “La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre” (Proverbios 29:15).

martes, 5 de mayo de 2015

La herejía de la indiferencia

por Burk Parsons*

La doctrina importa —importa en la vida y en la muerte. Nuestra doctrina determina nuestro destino. No sólo afecta a nuestra visión acerca de Dios, sino también nuestro punto de vista acerca de todo. Somos seres doctrinales por naturaleza. Todo el mundo tiene algún tipo de doctrina; la pregunta es si nuestra doctrina es bíblica. Por esta causa, no nos atrevemos a ser indiferentes acerca de la doctrina. De hecho, hay una razón por la cual nunca hemos oído hablar de un mártir cristiano que era indiferente a la doctrina. La indiferencia con respecto a la doctrina es la madre de todas las herejías de la historia, y en nuestros días la indiferencia doctrinal se está extendiendo como un reguero de pólvora en los púlpitos y bancos de nuestras iglesias. Irónicamente, la afirmación de que la doctrina no importa en realidad es una doctrina en sí misma.

Cuando la gente me dice que están interesados en Cristo Jesús, pero no en la doctrina, les digo que si no están interesados en la doctrina, tampoco están interesados en Jesús. No podemos conocer a Jesús sin conocer la doctrina, y no podemos amar a Dios sin conocer a Dios, y la forma en que conocemos a Dios es mediante el estudio de su Palabra. La doctrina viene de Dios, nos enseña acerca de Dios, y por la fe que nos lleva de regreso a Dios en la adoración, el servicio y el amor. La indiferencia a la doctrina es indiferencia hacia Dios, y la indiferencia hacia Dios es indiferencia hacia nuestra propia eternidad. Los pastores que piensan que es relevante y genial ser indiferentes a la doctrina —que minimizan la necesidad y la importancia de la doctrina y que dejan de predicar y explicar la doctrina en sus sermones— lo que están dejando de dar a su gente es aquello que puede salvar sus almas. Si restamos importancia a la doctrina o si somos intencionalmente vagos en la predicación de la doctrina, no estamos siendo geniales, ni humildes, ni relevantes, sino francamente arrogantes. No hay nada más relevante que la doctrina, no hay nada que nos humille más que la doctrina, y no hay nada que nos haga quitar nuestros ojos más rápidamente de nosotros mismos y los fije en nuestro amoroso y misericordioso Dios que la doctrina que procede de Dios.

Sin embargo, la doctrina no es un fin en sí mismo. La doctrina existe para ayudarnos a conocer, amar, adorar y glorificar al Dios que es. Hay pocas cosas que el diablo quiera más que tener iglesias llenas de personas que piensan que son tan rectas como el cañón de un rifle en cuanto a su doctrina —pero igual de vacíos como uno de esos cañores— en su aplicación de esa doctrina. La doctrina que se entiende bien, es doctrina que se aplica bien. Si separamos nuestra doctrina de nuestra vida, nuestra doctrina nos conducirá a la muerte. La doctrina es un don de Dios que fluye de las páginas inspiradas de la Palabra de Dios para que podamos amar a Dios con todo nuestro ser y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Es por ello que debemos ser dogmáticos en nuestra doctrina, no dogmáticamente duros, sino dogmáticamente humildes mientras procuramos conocer, proclamar y defender la doctrina que nos enseña acerca de nuestro Señor amoroso y santo que se entregó por nosotros. Debemos ser dogmáticos en nuestra doctrina y dogmáticos en practicarla para la gloria de Dios. Tal como escribió Matthew Henry: “Los que enseñan con su doctrina deben enseñar con su vida, o de lo contrario echarán abajo con una mano lo que edifican con la otra.”

* Tomado y traducido de la revista TABLETALK de los Ministerios Ligonier. Para acceso directo puede visitar www.ligonier.org/tabletalk. Burk Parsons es el editor de la revista.