“Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; en la red que escondieron fue tomado su pie. Jehová se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó; en la obra de sus manos fue enlazado el malo” (Salmo 9:15-16).
El mundo está gritando a viva voz que quitemos los cimientos morales, que derribemos todo freno a la libertad humana, que permitamos que cada quien dé expresión a sus más íntimas pasiones.
Es malo el perjurio, pero decir mentiras “blancas” y ser hipócritas ante los demás es la norma que justificamos a toda costa. El sida es una calamidad, pero no el estilo de vida que lo disemina. No queremos que los rebeldes de la sociedad nos afecten, pero estamos criando los rebeldes de mañana en nuestros propios hogares. Los hombres hacen a sus esposas lo que jamás querrán que sus yernos hagan a sus hijas.
A lo malo se llama bueno y a lo bueno malo. Es malo cuando otros lo hacen; es justificable cuando ellos mismos complacen sus pasiones. Estamos cavando nuestro propio hoyo; estamos cayendo en nuestra propia red.
Pedir a Dios que nos deje tranquilos en nuestros pecados no es el camino a la felicidad. Al final de esa senda sólo hay miseria y calamidad.
¿Quién está dispuesto a cuestionar sus caminos y a corregir lo torcido? Vuélvase el hombre a Dios, quien está dispuesto a perdonar.
1 comentario:
Amen pastor!
"¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!" Isaias 5:20
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