miércoles, 22 de febrero de 2012

Dos Destinos — primera parte


DOS DESTINOS
[Este estudio es una continuación de los artículos titulados DOS CIUDADES y DOS CIUDADANÍAS, y están basados en una exposición de Isaías 24-27, porción conocida como "el Apocalipsis de Isaías".] 

Uno de los grandes propósitos de Isaías 24-27 es mostrar que habrá dos destinos distintos para las dos ciudades que allí se presentan y los ciudadanos de las mismas. Aunque la impresión actual es distinta, al final la ciudad de Dios triunfará.

El pueblo de Dios en los días de Isaías estaba viviendo días difíciles, y el panorama de lo que vendría no era muy alentador. Invasiones, guerras y exilios era la expectativa inmediata. En medio de ese escenario es que Isaías les profetiza de cosas que ocurrirían mucho tiempo después. Algunas se cumplirían 700 años después, con la llegada del Mesías, el “siervo sufriente”, quien cargaría con todos sus pecados (Isaías 40:1-5). Para el momento en que eso sucedería, ya todos ellos estarían muertos. ¿Cuál era el sentido de compartir esas profecías con ellos?

Otras profecías tenían un cumplimiento más lejano aún. Tenían que ver con “cielos nuevos y tierra nueva” (65:17; 66:22), una referencia a la consumación final de todas las cosas. ¿Cuál era el consuelo? Evidentemente todos estos murieron sin ver estas promesas hechas realidad.

Pero permítanme complicar un poco más las cosas. Lo que vemos en Isaías no es diferente a lo que encontramos en el Nuevo Testamento. Los hermanos de la iglesia primitiva ya habían visto el cumplimiento de las profecías concernientes a la llegada del Mesías para morir como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Pero también se les instruyó que el Señor volvería otra vez. Esto se enseña en múltiples contextos tanto de los evangelios como de las epístolas. Y una vez más nos preguntamos: ¿Cuál es el propósito de darnos esas promesas que no veremos cumplir mientras vivimos en esta tierra? Pablo lo dice en 1 Tes. 4:18:

Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

El propósito es aliento, alimentar nuestra esperanza, ayudarnos a poner el corazón y la mirada en la eternidad. ¿Qué pasó con todos los tesalonicenses que escucharon la lectura de esta epístola? Murieron sin ver su cumplimiento. Sin embargo, debían consolarse aun en medio de las muertes de sus seres queridos. Lo que necesitamos para seguir adelante es la verdad de que el Cristo victorioso viene otra vez.

Esto nos enseña algo importante: La esperanza del creyente no puede estar en esta vida. El tiempo de nuestra vindicación no es ahora. El Señor quiere que nuestros ojos miren a lo lejos, no a lo que tenemos ante nuestras narices.  Quiere que contemplemos nuestro destino, en contraste con el destino de los demás. Así como hay una diferencia de ciudadanía, habrá una diferencia de destino—un destino que es final y concluyente.

Podemos ver algo de este contraste de destinos en el Salmo 1. Después de describir el camino bienaventurado de los justos, el salmista escribe: “No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento… la senda de los malos perecerá” (vv. 4, 6).

Las palabras con que Isaías describe la suerte de los injustos son terribles y dramáticas:

(1)  “Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz,  y hace esparcir a sus moradores” (24:1).
(2)  “La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada” (24:3).
(3)  “Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra” (24:4).
(4)  “La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta” (24:12).
(5)  “Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida. Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará” (24:19-20).
(6)  “Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra” (1:21).

¿Cuándo será todo esto? “Cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso” (1:23b). ¿Y cuándo reinará Jehová? En el segunda venida de Cristo. Las palabras que se usa al principio del v.23 son las mismas que se usa en Mateo 24 para referirse a los eventos que rodearán la venida del Señor: “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá.” Es un lenguaje cataclísmico.

Este juicio tendrá consecuencias determinantes, permanentes, eternas. “Nunca más se levantará.”

El gozo artificial del que disfrutaban será completamente erradicado. “Se desterró la alegría de la tierra” (24:11b).

Isaías 24:7–11
7 Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón. 8 Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. 9 No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. 10 Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. 11 Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra.

El “cesó” que se repite enfatiza la inevitabilidad del impacto de este juicio. Ya no habrá razón para el regocijo. Aquellos que no vieron más allá de los placeres materiales del momento se quedarán mudos. Esto es paralelo a lo enseñado en Apocalipsis (cap. 18) con respecto a la caída de Babilonia.

El juicio del que habla Isaías es ineludible e inevitable.

Isaías 24:2
2 Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe.

No habrá nadie inmune del juicio en base a estatus o posición social. Dios actuará con absoluta imparcialidad. No importa a qué grupo social pertenezcas, te verás cara a cara con Dios.

Isaías 24:17–18 (RVR60)
17 Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra. 18 Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra.

No habrá forma de escape. Será un juicio universal sin escapatoria. “De lo alto se abrirán ventanas” puede estar haciendo referencia a algo que caerá del cielo. Así como cayó agua en los días de Noé, ahora caerá fuego (según nos enseña 2 Pedro). “Temblarán los cimientos de la tierra”—Tener los pies sobre la tierra no brindará estabilidad. Arriba: fuego. Abajo: terremotos. No habrá lugar de refugio. Lo que nos parece tan seguro, de repente no brindará protección.

Observen la similitud de esta enseñanza con Apocalipsis 6.

Apocalipsis 6:12–17 (RVR60)
12 Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; 13 y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. 14 Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. 15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; 16 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; 17 porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?

El pasaje también nos da la razón o motivo del juicio. Nuestras acciones tendrán consecuencias.

Isaías 24:5 (RVR60)
5 Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno.

Los hombres pueden tener la impresión de que a Dios no le importa lo que la gente haga con su Palabra. Isaías, sin embargo, nos asegura que Él pedirá cuentas por lo que cada quien haya hecho con sus leyes. Hoy el mal parece haber triunfado. Pero no nos engañemos. Las cosas no seguirán así para siempre. Me gusta el título que un comentarista de las Escrituras dio a esta sección: EL DERROCAMIENTO UNIVERSAL DEL MAL.

El gobierno soberano de Dios garantiza que el castigo correspondiente será aplicado a todos sus oponentes. ¿De qué lado estás tú?

No hay comentarios: