lunes, 23 de abril de 2012

Hombres invulnerables


En mi niñez existió un superhéroe valiente, capaz de enfrentar a los más temidos enemigos de la justicia. Su nombre era Batfink. Su lema: “Tus balas no pueden hacerme daño; mis alas son como un escudo de acero.” Es la misma actitud de invulnerabilidad con que muchas personas sin Dios se conducen hoy día. Piensan que el mal nunca les alcanzará. El Salmo 10 nos ofrece una descripción elocuente:

  1. Afectan las vidas de los más débiles con su arrogancia (vv. 2, 9). Practica el menosprecio hacia los demás (v. 5). Mata al inocente y acecha al desvalido (v. 8b).
  2. Se enorgullecen de sus deseos, no importa lo distanciados que se encuentren de la norma divina (v. 3a). En esa actitud llegan incluso a bendecir a los codiciosos (v. 3b).
  3. Manifiestan menosprecio hacia Dios y todo lo que se identifique con Dios (v. 3c). “No busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos” (v.4).
  4. Sus conductas torcidas son un reflejo de sus deseos torcidos (v. 5). Dios no forma parte de su fórmula de vida. “Tus juicios los tiene muy lejos de su vista” (v. 5b).
  5. La manera de hablar que le caracteriza deja ver algo de todo el mal que hay en sus corazones (v. 7).
  6. Le caracteriza un sentido de invulnerabilidad. Esto es algo que se repite vez tras vez a sí mismo. “Dice en su corazón: no seré movido jamás; nunca me alcanzará el infortunio” (v. 6). “Dice en su corazón: Dios ha olvidado; ha encubierto su rostro; nunca lo verá” (v. 11). “En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás” (v.13).

Se predican paz a sí mismos (Jer. 6:14; 8:11), pero Dios no ha hecho las paces con ellos. Dicen vivir tranquilos, pero es una tranquilidad efímera e ilusoria. Tarde o temprano se las verán con el Señor. Nuestro Dios se levantará y hará justicia, pues nunca olvidará la causa de los pobres (v. 12). Viene el día cuando la maldad y la violencia desaparecerán de la tierra (vv. 15-18). Esa invulnerabilidad vendrá a ser nada ante la presencia del Todopoderoso. Sólo en Él puede haber verdadera paz. La frase “hombres invulnerables” es una contradicción de términos. Si eres hombre, eres vulnerable. Sólo el Dios invulnerable es un refugio seguro. “A ti se acoge el desvalido; Tú eres el amparo del huérfano” (v. 14b).

¡Maranatha!

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