“Según Romanos 14, la pregunta que debemos hacernos con respecto a los hermanos en la iglesia no es: ¿Está de acuerdo conmigo en todas las cosas? Sino: ¿Ama a Jesús y quiere vivir para la gloria de Dios?” (Edward Donnelly).
Cuando nos encontramos con alguien que difiere de nosotros, somos tentados a pensar que la causa detrás de la diferencia de criterio es el orgullo o la ignorancia. No necesariamente. Puede haber abrazado una postura distinta a la nuestra por amor al Señor (Rom. 14:6). Saber disentir implica poder sentirnos tranquilos y sin agitación aunque los demás no piensen como uno; es saber dejar ciertas cosas en las manos de Dios. En última instancia, es a Él a quien cada uno rendirá cuentas (vv. 10-13).
Atrévete a escuchar al que no piensa como tú. Pero sé más valiente aún para no criticar a los que difieren de ti. Es probable que el orgulloso y el ignorante seas tú. ¿Será así?
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