“Tú eres lo
que mides. Si quieres intelectuales, mide su exposición a informaciones e ideas
complejas, y su desempeño en pruebas sofisticadas. Si quieres grandes atletas,
evalúa cuán comprometidos están con el entrenamiento físico avanzado y cuán
magníficamente les va en las competencias deportivas. Si quieres personas
relacionales, determina cuán conectados y populares son entre sus compañeros.
“¿Qué mide
Dios? Nuestros corazones. Nos creó para amarle, servirle y obedecerle. Él
considera los indicadores de nuestra devoción a Él. Como padres, entonces,
nuestro trabajo es criar campeones espirituales. Eso no significa que ignoramos
el significado de desarrollar las dimensiones intelectuales, emocionales y
físicas de nuestros hijos. Pero sugiere que tenemos que ver el cuadro más
amplio de las prioridades de Dios y levantar a nuestros hijos a la luz de sus
estándares, no a la luz de los nuestros ni los de la sociedad” (George Barna, Revolutionary Parenting, loc. 294).
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