En días cuando predicadores y escritores llaman tanto la atención sobre sí mismos, necesitamos reflexionar en las palabras del apóstol Pablo en 2 Corintios 12: "Si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí" (v. 6).
Él no quería que la impresión que la gente tuviera de su persona se basara en las experiencias extraordinarias que hubiera tenido, sino en la realidad de su carácter manifestado en lo que hacía y lo que decía. Cualquiera puede inventar experiencias, pero vivir manifestando el fruto del Espíritu es otra cosa. Evidenciemos el control del Espíritu practicando las virtudes del Espíritu. Si tenemos ese interés daremos más gloria a Dios y proclamaremos mejor sus virtudes.
Normalmente nuestra preocupación es que las personas no piensen menos de lo que somos. Pablo estaba preocupado en que las personas no pensarán más. ¡Qué diferente fue Pablo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario