“Es un error serio creer que una persona con un estilo de vida mundano puede ser un verdadero cristiano. Como consecuencia de ese error a menudo los que no han sido regenerados obtienen una seguridad falsa de salvación y son admitidos en la membresía de las iglesias. Cuando eso sucede las iglesias tienen que rebajar los estándares para acomodarse a los gustos de los mundanos, y no mucho tiempo después, lo que distingue a la iglesia del mundo empieza a desaparecer. La iglesia está llamada a ser como la sal en el mundo, guardando la sociedad de la putrefacción total; pero, nuestro Señor afirmó que si la sal se vuelve insípida, ‘ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres’ (Mt. 5:13). Esa, en una oración, es la historia de todas las iglesias cuando separan la membresía de la santidad”.
—Iain Murray
Cita tomada del libro Evangelical Holiness and other addresses
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