lunes, 28 de febrero de 2011
LA CURA CONTRA LOS PENSAMIENTOS PECAMINOSOS - 4
Por Stephen Charnock
4. Evita la pereza. Las ocupaciones serias naturalmente mantendrán la compostura del espíritu de un hombre, pero demasiadas recreaciones le harán consumirse en vanidad. La pereza aviva en el alma muchas imaginaciones ligeras y sin provecho que de concentrarse la mente activa en alguna labor determinada serían suficientemente desviadas. Las mentes vacías son las más adecuadas para las tonterías extravagantes. La diligencia en nuestras vocaciones nos protege de Satanás, y algunas veces el Espíritu nos visita y nos llena de emociones santas en medio de ellas. El Espíritu nos ayuda a cumplir y tener éxito en nuestros deberes. Es así, pues, que un ejercicio santo de nuestras vocaciones santificará nuestras mentes y dejará poco espacio para que las arañas hagan sus telarañas.
sábado, 26 de febrero de 2011
LA CURA CONTRA LOS PENSAMIENTOS PECAMINOSOS - 3
Por Stephen Charnock
3. Evita enredarte con el mundo. Ese barro estorbará nuestras mentes. La felicidad sucia sólo engendrará pensamientos sucios. Si el mundo se apodera de nuestra alma, producirá pensamientos de ansiedad. Los muchos negocios se encuentran con muchas cruces, y luego producen pensamientos murmuradores. Si los negocios del mundo son coronados con el éxito, entonces promueven pensamientos orgullosos y lisonjeros. "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición" (1 Tim. 6:9). Tales pasiones convierten a los hombres en insensatos, y parte de su insensatez es tener fantasías salvajes y sin sentido. Las nieblas y neblinas se encuentran en las partes inferiores de la tierra, pero no alcanzan a llegar al cielo. Si estamos libres de los afectos terrenales, estos vapores contrarios no podrán perturbar fácilmente nuestras mentes. Si el mundo hace residencia en nuestros corazones, nunca dejaremos de experimentar los tormentos de esos pensamientos irracionales. Los deseos codiciosos nos rellenarán de imaginaciones necias, y sofocarán todo buen pensamiento que nos alcance.
3. Evita enredarte con el mundo. Ese barro estorbará nuestras mentes. La felicidad sucia sólo engendrará pensamientos sucios. Si el mundo se apodera de nuestra alma, producirá pensamientos de ansiedad. Los muchos negocios se encuentran con muchas cruces, y luego producen pensamientos murmuradores. Si los negocios del mundo son coronados con el éxito, entonces promueven pensamientos orgullosos y lisonjeros. "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición" (1 Tim. 6:9). Tales pasiones convierten a los hombres en insensatos, y parte de su insensatez es tener fantasías salvajes y sin sentido. Las nieblas y neblinas se encuentran en las partes inferiores de la tierra, pero no alcanzan a llegar al cielo. Si estamos libres de los afectos terrenales, estos vapores contrarios no podrán perturbar fácilmente nuestras mentes. Si el mundo hace residencia en nuestros corazones, nunca dejaremos de experimentar los tormentos de esos pensamientos irracionales. Los deseos codiciosos nos rellenarán de imaginaciones necias, y sofocarán todo buen pensamiento que nos alcance.
miércoles, 23 de febrero de 2011
LA CURA CONTRA LOS PENSAMIENTOS PECAMINOSOS - 2 (Stephen Charnock)
2. Ejercítate en humillarte a ti mismo frecuentemente. El orgullo nos expone a pensamientos impacientes e inquietantes, pero la humildad promueve un alma calmada y serena. Las humillaciones frecuentes matarán el fuego que arde interiormente y reducen las chispas. Mientras más profundo se ara más se matan las malas hierbas y mejor se prepara la tierra para la buena semilla. Los hombres no caen fácilmente en aquellos pecados por medio de los cuales ellos han sido profundamente humillados. Hay sabiduría y gracia en un espíritu que llora. El gozo carnal hace que el corazón se evapore en ligereza e insensatez.
lunes, 14 de febrero de 2011
Versículos acerca del temor de Dios
Objetos y Razones del Temor de Dios:
"Y respondió Moisés al pueblo: No temáis, porque Dios ha venido para poneros a prueba, y para que su temor permanezca en vosotros, y para que no pequéis" (Exodo 20:20).
"Si no cuidas de poner en práctica todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y temible, el SEÑOR tu Dios" (Deut. 28:58).
"Adorad al SEÑOR con reverencia, y alegraos con temblor" (Sal. 2:11).
"No envidie tu corazón a los pecadores, antes vive siempre en el temor del SEÑOR" (Prov. 23:17).
"Pero yo os mostraré a quién debéis temer: temed al que, después de matar, tiene poder para arrojar al infierno; sí, os digo: a éste, ¡temed!" (Lucas 12:5).
"Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible, demostremos gratitud, mediante la cual ofrezcamos a Dios un servicio aceptable con temor y reverencia" (Heb. 12:28).
"Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas" (Apoc. 14:7).
"Y respondió Moisés al pueblo: No temáis, porque Dios ha venido para poneros a prueba, y para que su temor permanezca en vosotros, y para que no pequéis" (Exodo 20:20).
"Si no cuidas de poner en práctica todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y temible, el SEÑOR tu Dios" (Deut. 28:58).
"Adorad al SEÑOR con reverencia, y alegraos con temblor" (Sal. 2:11).
"No envidie tu corazón a los pecadores, antes vive siempre en el temor del SEÑOR" (Prov. 23:17).
"Pero yo os mostraré a quién debéis temer: temed al que, después de matar, tiene poder para arrojar al infierno; sí, os digo: a éste, ¡temed!" (Lucas 12:5).
"Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible, demostremos gratitud, mediante la cual ofrezcamos a Dios un servicio aceptable con temor y reverencia" (Heb. 12:28).
"Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas" (Apoc. 14:7).
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