En la lectura de hoy de la revista Tabletalk apareció la siguiente nota:
“Afortunadamente, tanto para Jonás como para nosotros, el Señor ciertamente es el Dios de las segundas oportunidades. A menudo desobedecemos a nuestro Creador cuando nos llama a algo por primera vez, pero en Su gracia no se rinde. David obtuvo una segunda oportunidad luego de su pecado con Betsabé (2 Samuel 11:1–12:15a). Pedro obtuvo una segunda oportunidad después de negar a Cristo (Juan 18:15-27; 21:15-19). Jonás obtuvo una segunda oportunidad para predicar a Nínive después de primero huir del llamado de Dios (Jonás 3:1-3a). Podríamos incluir a muchos más (incluyéndonos a nosotros mismos) que han recibido segundas oportunidades inmerecidas para servir al Señor. Por supuesto, cada segunda oportunidad que conseguimos es algo que no merecemos. Dios nunca nos debe una segunda oportunidad, ni tenemos el derecho a presumir con la gracia de Dios. Sin embargo, en muchas ocasiones Dios nos da más oportunidades para seguirle cuando caemos” (Tabletalk, Enero 2013, p. 62).
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