Por Jerry Bridges
LA NATURALEZA DE NUESTRA LUCHA
Estamos en guerra contra un enemigo poderoso
e invisible. Y nuestras armas son la palabra de Dios y la oración. Para usarlas
exitosamente necesitamos tener un entendimiento adecuado del tipo de guerra que
estamos librando.
Varias veces Pablo utiliza una palabra
relacionada a la oración que significa luchar o agonizar. Es la palabra por la
que obtenemos nuestro vocablo agonía. La misma palabra es traducida “batalla”
en 1 Tim.6:12 — “Pelea la buena batalla de la fe.” Pablo también usa esta
palabra en Colosenses 1:28-29: “A quien anunciamos, amonestando a todo hombre,
y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en
Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando (o
agonizando) según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.” Aquí
Pablo está hablando acerca de nuestra primera arma, la palabra de verdad. Pero
en el capítulo dos, versículo 1 de su carta a la gente de Colosas, continúa: “Porque
quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en
Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro.” En 1:29 Pablo quiere
decir: “Agonizo en el ministerio de la palabra.” En 2:1 quiere decir: “Agonizo
en el ministerio de la oración.” Ambos indican una pelea intensa. Pablo no sólo
estaba orando por los que estaban en el hospital y por los desempleados. El
estaba en el calor de la batalla.
En Colosenses 4:12 Pablo recomienda a Epafras
para el mismo tipo de luchar- “Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros,
siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente [siempre agonizando, siempre
librando la batalla] por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos
y completes en todo lo que Dios quiere.” Epafras tenía su ojo puesto en la
batalla. El quería que estas personas crecieran en Cristo y permanecieran firmes
en la voluntad de Dios. No estaba solamente preocupado por su logística y las
necesidades. Estaba preocupado por aspectos espirituales de sus vidas: Y libró
la guerra en oración.
¿Estás en la batalla? ¿Has agonizado en
oración hasta tarde? ¿O estás todavía preocupado con las cosas materiales de tu
vida, como Joram lo estuvo por la necesidad de agua, perdiendo la visión de la
verdadera batalla y del verdadero enemigo?
ENFOCADOS EN EL OBJETIVO
CORRECTO
Una vez encarado el enemigo, nos hemos armado
correctamente y nos hemos preparado para los rigores de la batalla, podemos
poner en peligro nuestro éxito al perder la visión del objetivo final de Dios
en esta guerra espiritual.
¿Cuál es el objetivo de Dios? “Porque de tal
manera amó Dios al mundo.” Dios amó de tal manera a las personas que dio a su
único Hijo. Cristo murió por ellos. Ese es el objetivo de Dios: la gente; no el
ser encontrado en el aeropuerto, ni siquiera tener una gran conferencia de
misiones. Esas son operaciones logísticas y tácticas.
En Génesis 1223, Dios le prometió a Abraham: “Y
serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” Esto no ha ocurrido
todavía. Nuestro trabajo es involucrarnos en la guerra contra el enemigo, para
ver que eso ocurra. El plan de Dios se cumplirá, pero ha ordenado que el plan
se lleve a cabo en oración.
Hay más de 6 mil millones de hombres, mujeres
y niños en esta tierra ahora. La mayoría de ellos nunca han recibido el
evangelio. ¿Has orado para que las promesas de Dios tengan cumplimiento para
cualquiera de esas personas últimamente? ¿Estás entablando un combate contra
Satanás en la batalla de la oración? ¿Estás pidiendo a Dios que ate al hombre
fuerte, y proclamando la victoria de Cristo en la cruz?
Jesús dijo que la mies está lista y que los
obreros son pocos. Nos dijo que oráramos para que el Señor de la mies levantara
obreros. La batalla no es contra el desempleo, la enfermedad y los arreglos del
transporte. Esos son asuntos logísticos necesarios, y no estoy diciendo que no
debemos orar por esas cosas. Dios conoce de nuestro amigo que está en el
hospital, o del hombre o la mujer que no tienen trabajo. Pero pienso que su
actitud hacia ellos está encarnada en lo que dijo a Joram: “Esto es cosa ligera
en los ojos de Jehová.” Son detalles de la logística. El también entregará al
enemigo en nuestras manos.
Mi reto es éste: Mantente orando por tu amigo
en el hospital, y mantente orando por el amigo que necesita trabajo. Pero
recuerda que estas cosas son asuntos ligeros en los ojos del Señor. Pídelo a
Dios que te ponga en el calor de la verdadera batalla. Pídele que te equipe
para poder combatir contra el enemigo invisible, y luego toma tu vida de
oración contigo hacia la guerra para lograr el objetivo final de Dios. Y espera
que entregue a Moab en tus manos.
Este artículo
apareció originalmente en la revista DISCIPLESHIP, y fue publicado con permiso
por FUNDAMENTOS.
© Salvador Gómez
Dickson, para la edición española.