“Hazle devolver todas las cosas que eran suyas, y todos los frutos de sus tierras desde el día que dejó el país hasta ahora” (2 Reyes 8:6).
Dios tiene maneras asombrosas de proveer a los suyos. Me animó sobremanera leer este pasaje y ver cómo Dios sostuvo a la mujer sunamita. En primer lugar, el profeta Eliseo le advierte de siete años de hambre que se avecinaban y le recomendó irse a vivir a otro lugar durante ese tiempo, por lo cual ella decidió irse a la tierra de los filisteos. En segundo lugar, al cabo de ese período de tiempo, decidió regresar y solicitar de nuevo las tierras que eran de su posesión, para lo cual se dirigió donde el rey. Precisamente en ese instante, Giezi, el siervo de Eliseo, se encontraba hablando con el rey, y el tema de conversación eran los milagros del profeta de Dios. Cuando Giezi comenzó a contar acerca del niño que Eliseo resucitó, en ese mismo instante hizo entrada la mujer sunamita, por lo que el siervo del profeta expresó: “¡Ésta es la mujer!” Como resultado, el rey no sólo le regresó sus tierras, sino también el equivalente de todo lo que la tierra produjo durante su ausencia. Sencillamente impresionante.
No perdamos la fe ante nuestras carencias y necesidades. El Señor es nuestro proveedor, y nos proveerá para que sólo a Él demos toda la gloria. El Dios de Eliseo... y el tuyo es digno de admiración, digno de ser creído.
1 comentario:
Alabado sea Dios! Siempre es fiel,
El sabe cuando es el mejor tiempo para actuar a favor de sus hijos.
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