jueves, 5 de abril de 2018

El Antiguo Testamento y la iglesia

VERDADES QUE PERDURAN: Breves notas explicativas sobre la Confesión Bautista de Fe de 1689.

“…Agradó al Señor, en distintas épocas y de diversas maneras, revelarse a sí mismo y declarar su voluntad a su iglesia; y posteriormente, para conservar y propagar mejor la verdad y para un establecimiento y consuelo más seguros de la iglesia…” (CBF1689, 1:1).

Aquí los autores de la confesión de fe afirman quiénes son los beneficiarios de la revelación divina que tenemos en las Escrituras. Además de declarar que poner por escrito esa revelación sirve para su conservación y propagación, también señalan que la Biblia ayuda a que la iglesia sea más firme y segura. Pero me llama la atención que hablen de la “iglesia”. Mucho antes que surgieran las ideas dispensacionalistas, se veía al pueblo de Dios como uno sólo. Por eso podían incluir la revelación del AT como una escritura que ayudaría a la iglesia a comprender la voluntad de Dios. Creo que el AT debería ser más apreciado, considerado y estudiado por parte de los creyentes bajo el nuevo pacto. Algunos sólo se concentran en las enseñanzas del NT —las cuales son verdaderamente vitales; pero olvidemos que el AT también se escribió para nosotros. Es a él que Pablo hace referencia cuando escribe a Timoteo en su segunda carta.

“…Y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2 Tim. 3:15-17).

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