Un maestro de una clase de escuela dominical que tenía cinco alumnos muy perezosos, les encargó de tarea la lectura de un capítulo de la Biblia para la semana siguiente. Al llegar el día les preguntó:
—“Bien, espero que esta semana hayan sacado buena enseñanza de la tarea que les encargué. ¿Cuántos de ustedes leyeron ‘todo’ el capítulo 17 del Evangelio de Marcos?”
Todos levantaron la mano orgullosos, con cara de no haber roto nunca un plato.
—“Les felicito, dijo el maestro, Habéis logrado leer el capítulo invisible de Marcos... que yo sepa ese Evangelio sólo tiene 16 capítulos.”
Este es un ejemplo de cuando la mentira nos hace lucir peor.
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