Cuando observo la campaña multimillonaria que está llevando a cabo “PRO-FAMILIA” se levantan en mi mente varias interrogantes. ¿Por qué ese afán de invertir tanto dinero en “educar” a cierto sector de la población con respecto a sus “derechos” sexuales? ¿Es realmente un deseo altruista o hay algo más detrás? Parte de sus recursos provienen de instituciones extranjeras. ¿Es ése el mejor uso para esos recursos? ¿No habrá detrás de todo intereses de otra índole, como preparar el terreno para librar la batalla con respecto al aborto en nuestras altas instancias?
Creo que algunos participantes pueden tener un sincero deseo de educar al respecto, aunque el contenido de esa educación sea cuestionable desde el punto de vista cristiano. ¿No podría una cantidad tan grande de dinero destinarse mejor para otros fines y necesidades que demandan atención a viva voz, como es el caso de la violencia en la que vivimos? ¿Qué tal alfabetizar y realmente educar tanto aquí como en Haití?
Hay quienes sospechan que detrás de una campaña tan agresiva existen intereses comerciales, especialmente del mundo de las farmacéuticas. Sea como sea, no estoy seguro de las intenciones altruistas detrás de esta asfixiante campaña. Como dije al principio, tengo muchas interrogantes al respecto. ¿Qué habrá detrás de todo esto?
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