Por Stephen Charnock
3. Evita enredarte con el mundo. Ese barro estorbará nuestras mentes. La felicidad sucia sólo engendrará pensamientos sucios. Si el mundo se apodera de nuestra alma, producirá pensamientos de ansiedad. Los muchos negocios se encuentran con muchas cruces, y luego producen pensamientos murmuradores. Si los negocios del mundo son coronados con el éxito, entonces promueven pensamientos orgullosos y lisonjeros. "Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición" (1 Tim. 6:9). Tales pasiones convierten a los hombres en insensatos, y parte de su insensatez es tener fantasías salvajes y sin sentido. Las nieblas y neblinas se encuentran en las partes inferiores de la tierra, pero no alcanzan a llegar al cielo. Si estamos libres de los afectos terrenales, estos vapores contrarios no podrán perturbar fácilmente nuestras mentes. Si el mundo hace residencia en nuestros corazones, nunca dejaremos de experimentar los tormentos de esos pensamientos irracionales. Los deseos codiciosos nos rellenarán de imaginaciones necias, y sofocarán todo buen pensamiento que nos alcance.
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