Las palabras del ángel a las mujeres significan:
Que la negación de Pedro no fue que renegó de Jesús para siempre. Todavía está ahí, con sus hermanos. Las mujeres podían ir a decirle el mensaje que el Señor le enviaba por medio del ángel. Las lágrimas de arrepentimiento de Pedro habían sido reales, y por eso el Cristo resucitado tenía palabras que serían muy alentadoras para él.
Que Jesús no se desligó de Pedro para siempre, sino que éste seguía siendo objeto de su amor y cuidado. Se cumplió su oración: “Pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle” (Luc. 22:32).
Frans Bakker, quien fuera pastor y autor holandés el siglo pasado, escribió lo siguiente:
“Cuando Pedro juró con maldición ante sus enemigos que no le conocía, Cristo juró ante Dios el Padre que sí conocía a Pedro, porque había muerto por él” (The Everlasting Word).
Que Jesús todavía tenía una misión para Pedro. Todavía lo veía como un líder entre sus discípulos. ¿No es asombrosa la compasión del Señor? No sólo restaura, sino que restaura para el servicio. Es Jesús que luego le dirá: “Apacienta mis corderos… Pastorea mis ovejas… Apacienta mis ovejas” (Juan 21:15-17) —una exhortación por cada negación. ¡Maravillosa gracia!
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